Por tanto, algo ha quedado claro. En el seno de la Euroliga priman muchos intereses y el estrictamente deportivo no es de los principales.
Que en el baloncesto Europeo manda la Euroliga nadie lo puede discutir y que vamos a “tiempos de cambio” parece una obviedad. Por eso quiero recuperar la entrada con la que colaboré con “fiebrebaloncesto.com” y donde exponía, desde un punto de vista muy personal, lo que creo e intuyo puede pasar en un futuro no muy lejano con la Euroliga.
· Tiempo de Cambios (fiebrebaloncesto.com).
- El pasado día 17 de Octubre dio comienzo la Euroliga 2011-12.
Como viene siendo habitual en estos últimos años, el partido inaugural se disputó en Lunes, dejando el resto de la jornada para el Miércoles y Jueves.
La segunda jornada, aunque solo fuera un partido, dio comienzo en Martes. Dejando, igualmente, el grueso de la jornada para el Miércoles y Jueves.
Hasta ahí, todo se puede considerar medianamente normal. Pero, lo que ya no es tan normal, es lo comentado por el Sr. J. Bertomeu.
Este señor de forma disimulada y malintencionadamente intencionada ha dejado caer la posibilidad de que pueda haber partidos los Viernes.
De forma sutil y como uno que no lo quiere la cosa esto se filtra, la noticia aparece en diferentes medios y la Euroliga ya tiene los datos necesarios para estudiar y analizar la aceptación que podría tener este supuesto partido del Viernes.
Las conclusiones que se puede extraer de todo esto son muy simples. La Euroliga está estudiando todas las posibilidades habidas y por haber para no coincidir con el Futbol, concretamente con la Champions.
La Champions se disputa en Martes y Miércoles, por eso lo más lógico y razonable, por parte de la Euroliga, sería pasar la jornada al Jueves y Viernes.
Esta, posiblemente sea la idea principal, pero sin olvidarse de que lo ideal y verdaderamente interesante sería adueñarse del fin de semana (que todo llegará, que nadie lo dude).
Y si esto llegara a suceder, ¿Qué pasaría con las competiciones domesticas?. Esta pregunta es ineludible y seguramente lo que de verdad importa y preocupa.
Esto, a ciencia cierta, importa tanto a los aficionados como poco a la Euroliga. Pues nunca ninguno de sus dirigentes ha negado, ni tan siquiera ha intentado disimular, que lo idóneo sería tener una Euroliga “cerrada” a imagen y semejanza de la NBA. Incluso el Sr. Bertomeu, sin ningún tipo de recato, lo dejaba entrever hace unos meses en diferentes medios.
En el supuesto especulativo de que esto pudiera llegar a pasar, los que realmente saldrían perdiendo serían las competiciones nacionales, los clubes modestos y algunos de los “grandes”. Esto está claro.
Entonces, ¿Quién se beneficiaría?. Pues muy fácil, la Euroliga, los clubs poderosos y los aficionados.
Por tanto, sopesando los “pros” y “contras”, la balanza se decanta claramente hacia una Euroliga “cerrada”, con los mejores equipos del continente y con la disputa de las jornadas en el mejor horario y días posibles.
Esto que de inicio puede parecer una utopía, sería muy bien recibido por parte de una gran mayoría de los grandes equipos y principalmente por los que no disfrutan en lo domestico de ligas económica y deportivamente potentes.
Equipos como, por ejemplo, el Maccabi, O. Ljubijana, Partizan o Zalgiris ya participan en competiciones paralela y por tanto es más que probable que aceptaran de muy buen grado tal propuesta. Incluso los grandes equipos griegos lo aceptarían sin dudarlo.
Y viendo esto, lo más lógico y normal es pensar que a los grandes equipos españoles, turcos e italianos (por no hablar de los equipos de ligas “menores” como la alemana, francesa, polaca o belga) no les quedaría más opción que sumarse a la aventura.
Esto, siendo realistas, sería un desastre para las competiciones nacionales y por extensión para muchos equipos. Pero, dejando de lado el romanticismo, hay muchas razones que nos abocan a ello, y principalmente una, la económica.
Una liga de la cual formarían parte los equipos más potentes y poderosos del baloncesto actual, y entre las muchas y numerosas razones que se esgrimen para ello, hay una que sobresale por encima de las otras y es la que convencería definitivamente a esos equipos, la económica.
Hay “Producto” para vender, “Mercado” donde venderlo y “Beneficios” que llevarse a la saca.
Conclusión, podrá tardar más o menos, pero está claro hacia donde se dirige (o debería) el basket europeo.
• Producto y Beneficio.
Desde hace 10 años el volumen de negocio de la Euroliga se ha multiplicado por 3, pasando de los casi 8 millones de € de un principio a los más de 25 m/€ actuales. Y los ingresos anuales han mejorando en un 18%.
Todo esto, según palabras del Sr. Bertomeu (ManagingSport.mht).
• Mercado.
Este dato si es revelador y aclara lo mucho que importa e interesa esta competición y el “porque” las competiciones nacionales nunca podrán competir con la Euroliga.
En menos de una década, casi se han multiplicado por 10 los países a los cuales es transmitida la Euroliga por T.V.
En definitiva. De producirse este “cierre”, el “Producto” sería mejor, más estable y de mayor calidad.
El “Mercado”, como queda claro, amplísimo, casi inagotable y con un interés real.
Y el “Beneficio”, si ahora ya impresiona, aún sería más importante y cuantioso.
Los equipos que conformarían esta “nueva” Euroliga contarían con más recursos económicos (patrocinadores, derechos de TV, de imagen…, y el más importante, el correspondiente reparto de beneficios) y con la tranquilidad y estabilidad que solo puede ofrecer una competición “cerrada”.
Estos equipos, debido a la cantidad de partidos a disputar y las características propias de la competición, podrían y deberían disponer de plantillas más amplias y equilibradamente potentes. Confeccionadas a partir de las normas propias de la Euroliga y dejarían de estar sometidos al yugo o “reglas” de las competiciones nacionales, olvidándose definitivamente de problemas como el de los cupos, los extranjeros, los jugadores de formación, el número mínimo de nacionales, etc.
Indudablemente, si esto llegara a suceder, serían las competiciones nacionales las que saldrían perdiendo.
Perderían a sus mejores equipos (es utópico pensar que pudieran competir indefinidamente en ambas competiciones) y jugadores y los sponsors importantes terminarían decantándose por la competición continental, al igual que las televisiones.
Seguramente esto sería un golpe casi definitivo para unas competiciones nacionales que se verían en la obligación de tener que reinventarse para sobrevivir.
Esto puede parecer duro, pero, ¿de verdad es viable e importa?. Y de ser así, ¿a quién interesaría?.
Seamos realistas, a todos. A los equipos poderosos, a los jugadores, a sus dirigentes e inversores, a las televisiones, y principalmente, a los aficionados que en definitiva son los que pagan por el producto.
• Todo esto es una opinión personal, incluso mucho de lo comentado puede parecer ficticio e ilusorio, pero si comparamos, tanto la salud deportiva como la económica de las diferentes competiciones domésticas con la Euroliga, parece claro que más pronto que tarde, el futuro de nuestro baloncesto pasa por esta especie de NBA Europea.
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